BOQUERON SIGUE BRILLANDO

La victoria de la batalla de Boquerón, ocurrida en el año 1932, tiene un enorme significado en la historia del Paraguay ya que representó un cambio de rumbo decisivo en la contienda contra Bolivia, por la posesión del Chaco boreal. Pero sobre todo Boquerón supuso una verdadera transformación espiritual para los paraguayos, una sacudida moral que devolvió la autoestima y la confianza en sus propias fuerzas a todo un pueblo. Hasta aquella fecha reinaba en el país un arraigado pesimismo acerca de las posibilidades reales de expulsar al invasor y proteger la integridad territorial de la República. El manejo de la situación prebélica por parte de las autoridades era objeto de fuertes críticas de prácticamente todos los sectores. El gobierno y la conducción militar eran vistos como pusilánimes, improvisados, sumidos en el desconcierto ante la permanente penetración boliviana.

Existía la creencia de que el Paraguay no estaba preparado en absoluto para enfrentar y, especialmente, derrotar al ejército boliviano del cual, además, se tenía una impresión sobrevalorada. En la última guerra internacional –en la que combatió contra Triple Alianza– el Paraguay había sido aniquilado y no conocía de una victoria militar desde 1867. Mucho más que la recuperación de un fortín estaba pues en juego en Boquerón. Considerando el contexto político y los ánimos encendidos de ese tiempo es probable que la dirigencia política y militar no hubiera soportado una derrota en aquella batalla. Casi con certeza los conductores –los mismos que habrían de llevar al Paraguay al triunfo definitivo años más tarde– se verían obligados incluso a ceder sus cargos. Las consecuencias políticas de una derrota en Boquerón hubieran sido imprevisibles y el país no tendría la capacidad de afrontar con la indispensable unidad el desafío de salvar el patrimonio nacional. 

Boquerón no es importante por su valor militar intrínseco sino porque demostró a los paraguayos y paraguayas que sí eran capaces, que con inteligencia y esfuerzo se podrían alcanzar los objetivos. A partir de entonces, asimilada la experiencia de un cerco que duró veinte días, las fuerzas armadas paraguayas aplicaron nuevas tácticas y consiguieron, con el transcurso del tiempo, imponerse al adversario y recuperar la mayor parte del territorio chaqueño.

La enseñanza de Boquerón no debe olvidarse. Se trata de una lección aprendida en tiempos de guerra pero que vale también para la paz. Su mensaje a través de las décadas sigue brillando: a través de la unidad, la perseverancia, el coraje y la planificación adecuada, el Paraguay será el dueño absoluto de su destino.

La batalla de Boquerón tiene muchos significados para el Paraguay, su peso en el tiempo es tal que hasta la fecha el calendario oficial la respeta.

El entonces teniente coronel José Félix Estigarribia, como concepción estratégica, quería combatir y vencer a los bolivianos en el corazón del Chaco, lejos del río Paraguay. Por eso resolvió agrupar todas sus tropas en Isla Po’i, con la confianza de que el enemigo atacaría ese punto desde Boquerón, antiguo fortín paraguayo en manos bolivianas.

Sin embargo, cuando acumuló fuerzas suficientes, Estigarribia tomó la iniciativa. Desde el 9 de setiembre de 1932, en un amplio frente de ataque, los paraguayos comenzaron el asedio del fortín. Fueron semanas de duros enfrentamientos, con pérdidas importantes entre los sitiadores, y donde apareció el otro gran enemigo, la sed.

El 17 de setiembre, Boquerón quedó completamente rodeado por los paraguayos, a partir de ahí los bolivianos solo tendría dos opciones: rendirse o morir peleando. El 29 de setiembre, con la orden de ataque general dada por Estigarribia, brotaron banderas blancas en todo el perímetro. Los bolivianos se rindieron; los paraguayos, para honrar a aquellos valerosos enemigos, les ofrendaron el saludo militar.

Comentarios

  1. Boqueron indomable, entrado el año 1932 se combatio por un fortin que para muchos hoy es tan solo un recuerdo y para otros es una maldicion, alli no se peleo con un enemigo, tambien se peleo contra la sed, el hambre y las enfermedades, aqui les pongo una pequeña historia de mi abuelo el sargento primero Juan Vargas.
    mi abuelo pertenecio a la compañia blacutt que tenia la mision de penetrar al chaco por robore, cuando llegaron a platanillos se enteraron de la toma de Boqueron y quedaron esperando lastimosamente tan solo eran uno fantasmas ya que durante 45 dias caminaron hasta llegar a platanillos, todos enfermos y con signos de dishidratacion, despues de 10 dias de descanso les llego una orden de que se necesitaban voluntarios para ir al frente mi abuelo se ofrecio y partio junto con el regimiento lanza, llegaron a ramirez de alli siguieron a lara y de alli comenzaron los combate, durnate varios dias quedaron alli hasta que por fin a punta de coraje y destreza lograron romper el cerco, de los 40 que entraron 13 quedaron alli colgados y que no volverian a su querida tierra, los restante entraron como almas perdidas que huyen del diablo, alli los recivio el bravo coronel marzana el cual les dijo que las cosas estaban fea y que el cerco era un anillo de hierro que no se podia destruir, en ese momento los soldados quedaron impavidos antes tanta muerte y destruccion, soldados heridos con las heridas llenas de gusanos, miembros mutilados por todas partes, muertos hinchados por la calor y un olor a putrefaccion que tan solo se acercaba al infierno, dos dias estuvieron alli, ayudaron a que entre el temible capitan ustarez, y a las dos horas salieron de nuevo peleando y habriendo brecha, ya para ese entonces mi abuelo havia perdido todo temor a la muerte, decia, sin piedad mate a varios pilas, degolle a dos en mi salida, eran ellos o yo, y ese dia fui yo, aun en sus ultimas dias vi como sus ojos reflejaban lo que paso en el chaco, y sus ultimas palabras fueron dios perdona por que mate a muchos y si meresco el infierno se que entendere y asi se fue un guerre de muchas batallas, pero que aun en sus ultimas dias pidio perdon por aquellas madres y esposas que no volvieron a ver a sus seres queridos

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