BATALLA DE YATAY

La batalla de Yatay fue librada el 17 de agosto de 1865 entre las tropas de la Triple Alianza (Argentina, Brasil y Uruguay) y las del Paraguay en las cercanías de Paso de los Libres, actual departamento Paso de los Libres, provincia de Corrientes, Argentina.

La batalla de Yatay fue la primera gran batalla terrestre de esta guerra, y la más importante de la segunda fase de la Guerra de la Triple Alianza, transcurrida en territorio correntino.

Tras la declaración de guerra por parte de Paraguay, los ejércitos paraguayos atacaron inmediatamente con dos columnas hacia el sur. El plan original era que la primera columna, al mando de Wenceslao Robles, aprovecharía Corrientes mientras que una segunda columna de 12.000 hombres, al mando de Antonio de la Cruz Estigarribia, luego avanzaría hacia el este de Corrientes, capturando las posesiones brasileñas sobre el Río Uruguay e invadir Uruguay.

Tras haber invadido el noroeste de la provincia de Corrientes, el general Estigarribia envió el 5 de mayo al coronel Pedro Duarte al frente de una pequeña columna de avanzada, a controlar las costas del río Uruguay. Duarte ocupó la ciudad de Santo Tomé, siendo alcanzado en ese lugar por las fuerzas de Estigarribia cuatro días después. A continuación, cruzó el río Uruguay hombres y penetró en el estado de Río Grande del Sur, en Brasil. A sus espaldas dejaba a la columna de Duarte, con más de 3000 soldados.
Combate de São Borja (10 de junio de 1865): 1º batallón de voluntarios brasileños defendiendo su bandera contra los paraguayos (de acuerdo con un boceto de M. Mynssen).
Estigarribia avanzó sin encontrar resistencia hacia el sur, ocupando sucesivamente São Borja e Itaquí. En el ínterin, una columna paraguaya fue atacada y parcialmente destruida en los alrededores de São Borja, en el combate de Mbuty.​ Parte de las fuerzas paraguayas quedaron de guarnición en Santo Tomé y São Borja, mientras Duarte se dirigía hacia el sur.

Urquiza ordenó a Paunero reunírsele en Concordia, pero el jefe liberal retrasó el cumplimiento de sus órdenes. Fue en esas circunstancias que se produjo el 4 de julio el desbande – en Basualdo – de las tropas de Urquiza, que se negaban a luchar contra el Paraguay, al que consideraban su aliado natural.

El general Venancio Flores, presidente del Uruguay desde su triunfo sobre el partido blanco, marchaba a incorporarse a Urquiza al frente de 2750 hombres. También las fuerzas brasileñas, al mando del teniente coronel Joaquim Rodrigues Coelho Nelly, compuestas de 1200 hombres, se dirigían hacia Concordia. Allí se reunieron el 13 de julio, donde recibieron la orden de Mitre de ponerse todos a órdenes de Venancio Flores. A su encuentro fue enviado el 1.er. Regimiento de Caballería de Línea "San Martín", con 450 hombres, más un escuadrón de artillería oriental con 140 hombres. En total, Venancio Flores tenía 4540 hombres, fuerzas que consideró escasas para enfrentar a las dos columnas paraguayas, en caso que se reunieran.

Flores, Duarte y Estigarribia marcharon con lentitud a su mutuo encuentro, mientras los 3600 hombres de Paunero iniciaban una marcha acelerada a través de esteros y ríos, cruzando aceleradamente el sur de la provincia de Entre Ríos, para unirse a Venancio Flores. Además marchaban hacia allí 1400 hombres de caballería correntina al mando del general Juan Madariaga. Por último, el coronel Simeón Paiva, con 1200 hombres, seguía de cerca de la columna de Duarte, con orden terminante de no atacar, excepto a escuadrones desprendidos.
Estigarribia tenía la oportunidad de destruir a todos sus enemigos de a uno, pero la dejó pasar. También desobedeció las órdenes de López, que le indicaban continuar su camino hacia Alegrete: ​el 5 de agosto entraba a Uruguayana y ordenaba reorganizar sus fuerzas y aprovisionarlas, sin atinar a apoyar a Duarte. Las fuerzas brasileñas del general David Canabarro, demasiado escasas para atacar a la columna de 5000 hombres de Estigarribia, se limitaron a estacionarse cerca de la ciudad, sin ser atacadas por el jefe paraguayo, y establecer el sitio de Uruguayana.
Pasaje del Ayuí por el Paso de la Patriaprovincia de Corrientes, del primer cuerpo argentino. El 13 de agosto de 1865 el ejército atravesó el profundo zanjón ó arroyo seco, el cual era sumamente pintoresco, por sus elevadas y caprichosas barrancas. — El general Paunero y el coronel Chenaut presencian el desfile, acompañados de algunos oficiales y del Doctor José M. Guastavino, Auditor de guerra.
 El 2 de agosto, Duarte ocupaba la villa de "San José de Restauración", hoy ciudad de Paso de los Libres. Una semana más tarde, sus avanzadas fueron derrotadas y sufrieron 20 bajas en el combate de Capí Quisé. Ante la noticia de que todas las fuerzas enemigas iban en su busca, Duarte pidió ayuda a su superior, el general Estigarribia, quien le mandó contestar:
Dígale al mayor Duarte que si está con el ánimo caído venga a hacerse cargo de la fuerza de Uruguayana, que yo iré a librar la batalla.
Estigarribia​
Insultado, Duarte se preparó a dar batalla sin ayuda alguna.7
El 13 de agosto, sin que Duarte lo pudiese evitar, Paunero y Paiva se incorporaron al ejército de Venancio Flores, reuniendo en total cerca de 12 000 hombres, casi cuatro veces la fuerza de Duarte. Este abandonó Paso de los Libres y tomó posiciones en las barrancas del arroyo Yatay, muy cerca de la villa.

Hubo un breve encuentro de las avanzadas en la tarde del 16 de agosto, y al anochecer, los dos ejércitos quedaron enfrentados, a media legua uno del otro.



Una batalla desigual
Estigarribia, el comandante de la columna paraguaya, había entrado en territorio brasileño el mismo 11 de junio en que la escuadra paraguaya era derrotada en Riachuelo. Cruzó el Uruguay y se apoderó en Sáo Borja, de donde en cumplimiento de las primeras órdenes de López se dispuso a seguir su marcha por la orilla brasileña del río, mientras el mayor Duarte lo hacía por la izquierda con una pequeña columna.

Siguió su marcha, seguido de cerca por las milicias ríograndenses de Canabarro, superiores en número a las tropas paraguayas, hasta apoderarse de Uruguayana, sobre el río Uruguay, el 5 de agosto. De allí, según las órdenes de López, debería marchar sobre Alegrete, en el interior de Río Grande, donde se organizaba el ejército brasileño, e intentar desbaratarlo. Mientras tanto, el mayor Duarte con su pequeña columna de 3.000 hombres, le cuidarla la espalda en Paso de los Libres, frente a Uruguayana.

Era una operación suicida y resultó un suicidio. Ya se habían concentrado en Concordia fuerzas aliadas superiores a los 5.000 y pico de hombres que tenía Estigarribia en Uruguayana y a los 3.000 de Duarte en Paso de los Libres.

Pese a la abrumadora superioridad enemiga, Estigarribia rechazaba con ironía la propuesta de rendirse a los “libertadores de su patria”:

“Si VV.EE. (decía a los jefes aliados) se muestran tan celosos por dar libertad al pueblo paraguayo, ¿por qué no empiezan por dar libertad a los infelices negros del Brasil, que componen la mayor parte de la población, y gimen en el más duro y espantoso cautiverio para enriquecer y estar en la ociosidad a algunos de cientos de grandes del Imperio?”.

El 17 de agosto, Venancio Flores, con 10.200 hombres y 32 piezas de artillería, se lanzó contra Duarte. Éste, resuelto a sacrificarse, lo esperó en Yatay; la desigual batalla resultó una carnicería de paraguayos: 1.700 muertos, 300 heridos y 1.200 prisioneros.


Las acciones
Duarte se puso al frente de la caballería, en cuyo puesto – según Garmendia- “era eximio para dar glorias a su patria en cargas memorables”.

Por su parte Flores tomó posición en una altura y se dispuso para el ataque, pero antes intimó rendición al Duarte, enviando a un oficial parlamentario, que Duarte contestó con la ironía de un soldado de Leónidas: “Dígale al General Flores que no tengo órdenes del superior en ese sentido”.

A las 11 de la mañana las 32 bocas del ejército aliado dieron comienzo al tremendo choque con un nutrido bombardeo sobre los paraguayos extendidos en el valle, seguido por la carga impetuosa de León de Pallejas al frete de los orientales. Las guerrillas paraguayas respondieron con valentía pero muy reducidas en número, fueron aplastadas.

No obstante la desigual lucha, las descargas de los batallones paraguayos hicieron estragos en las fuerzas aliadas, al tiempo que la caballeria, con Duarte a su frente, lanzaba una carga sobre el un escuadrón del regimiento escolta, generalizando la dispersión.

Pese al triunfo parcial de la caballería, los paraguayos no podían mantenerse mucho tiempo frente a un ejercito aliado fuerte de 10.000 hombres. El tremendo entrevero de sable y lanza termina cuando son desplazados los paraguayos por la superioridad numérica, y el mayor Duarte, a caballo y sable en mano, es tomado prisionero por al infantería aliada.

El heroico comportamiento paraguayo quedó reflejado en los partes de los jefes aliados Paunero y Flores y del propio Mitre decía:

“Remito a V.E. dos de las cuatro banderas tomadas al enemigo en le campo de batalla trofeos gloriosos de esta jornada, quedando en este cuartel general el jefe superior de la columna enemiga, tomado prisonero en medio del fuego por las fuerzas argentinas, ante quien rindió su epada” (Mitre al vicepresidente Paz. Cuartel general. Concordia. 24 de agosto de 1865. Partes oficiales.p.8)(AGM.Proceso a los falsificadores...)

Flores declaró que “Los paraguayos son peores que salvajes para la pelea, prefieren morir antes que rendirse…”.

La masacre
La batalla terminó al mediodía, y lo que siguió fue una cruenta matanza. Los pequeños grupos de paraguayos que pelearon “como bárbaros” –según Flores- fueron acorralados sobre al ribera pantanosa del Yatay, sin pedir ni aceptar cuartel. El corresponsal del “Evening Star”, de Londres, después de haber recorrido el campo de batalla, escribe lo siguiente:

“Era un espectáculo horrible. Mil cuatrocientos paraguayos yacían allí sin haber recibido sepultura; los más de ellos tenían las manos atadas a la espalda y las cabezas destroncadas. ¿Cómo había sucedido esto? Es que habían sido hechos prisioneros y después del desarme habían sido degollados y abandonados en el campo de batalla...”

Los pocos sobrevivientes de este salvaje degüello fueron distribuidos entre los diversos cuerpos enemigos o enviados a Buenos Aires o Montevideo para servir de criados a los deudos de sus vencedores. ¡Muchos fueron vendidos como esclavos en el Brasil! (Juan E. O´Leary. Historia de la guerra de la Triple Alianza.p.111)

El robo de prisoneros
El publicista oriental, Carlos María Ramírez protestó en 1868, contra la repetición sistemática del mismo hecho: “Los prisioneros de guerra –decía- han sido repartidos entre los cuerpos de línea y, bajo la bandera y con el uniforme de los aliados, compelidos a volver sus armas contra los defensores de su patria". ¡Jamás el siglo XIX ha presenciado un ultraje mayor al derecho de gentes, a la humanidad, a la civilización!.

También fue generalizado el robo de prisioneros por los aliados para ser vendidos utilizados como esclavos, y no hubo oficial que no se llevara varios “paraguayitos” como botín. En carta que escribe Mitre a Marcos Paz le dice “Nuestro lote de prisioneros en Uruguayana fue de poco más de 1.400. Extrañará a usted el número, que debiera ser más; pero por parte de la caballería brasileña hubo tal robo de prisioneros que por lo menos arrebataron 800 o 1.000 de ellos; los robaron para esclavos, hasta hoy andan robando y comprando prisioneros. El comandante Guimaraes, jefe de una brigada brasileña, me decía el otro día que en las calles de Uruguayana tenía que andar diciendo que no era paraguayo para que no lo robaran” (Carta de Mitre a Marcos Paz)


Carta de López 
En carta fechada en Humaitá el 20 de noviembre, López le protesta a Mitre por el trato dado por los aliados a los prisioneros paraguayos. Entre otros conceptos le dice que “Es de uso general y práctica entre naciones civilizadas atenuar los males de la guerra por leyes propias, despojándola de los actos de crueldad barbarie, que deshonrando a la humanidad, estigmatizan con una mancha indeleble a los jefes que los ordenan, protegen o toleran, y yo lo había esperado de V.E. y sus aliados...

Y continúa la carta de López:

“La estricta disciplina de los ejércitos paraguayos en territorio argentino y en la poblaciones brasileras así lo comprueban…y mientras tanto V.E., iniciaba la guerra con excesos y atrocidades…La bárbara crueldad con que han sido pasados a cuchillo los heridos del combate de Yatay…y acciones todavía más ilegales y atroces que se cometen con los paraguayos que mantenido la fatal suerte de caer prisioneros del ejercito aliado en Yatay y Uruguayana, V.E. los ha obligado a empuñar las armas contra la patria(…)haciéndolos traidores, y aquellos que han querido resistir a destruir su patria con sus brazos han sido inmediata y cruelmente inmolados. Los que han participado en tan inicua suerte, han servido para fines no menos inhumanos y repugnantes, pues que en su mayor parte han sido llevados reducidos a la esclavitud en brasil, y los que se prestaban menos por el color blanco de su cutis para ser vendidos, han sido enviados de regalo, como entes curiosos sujetos a la servidumbre. Este desprecio, no ya de las leyes de la guerra sino de la humanidad, esta coacción bárbara como infame que coloca a los prisioneros de guerra entre la muerte y la traición, o entre la muerte y la esclavitud, es el primer ejemplo que conozco en la historia de las guerras, y es a V.E.,al emperador del Brasil y al actual mandatario de la República Oriental a quienes cabe el baldón de producir y ejecutar tanto horror”

BATALLA DE YATAY



REFERENCIAS:

BATALLA DE YATAY

BATALLA DE YATAY - WIKIPEDIA

SITIO DE URUGUAYANA

LA BATALLA DE YATAY FUE UNA TRAGEDIA PARA PARAGUAY

Battle of Yatay

La Batalla de Yatay a la luz de la arqueología y nuevos aportes bibliográficos

Paraguay Eterno - Batalla de Yatay

LOS SOLDADOS PARAGUAYOS DEL MAYOR PEDRO DUARTE EN YATAY.

HACE 155 AÑOS DE LA BATALLA DE YATAY DURANTE LA CAMPAÑA DE URUGUAYANA BARBARIE ALIADA


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