Formado en el Campamento Cerro León, tuvo el honor de comandar una de las columnas que se encaminó hasta el Uruguay con el objeto de auxiliarlo de los ataques del Imperio del Brasil.
Cruzando la provincia de Corrientes hasta Uruguay encontraron diversas resistencia que enfrentaron sin mayor problema hasta llegar a El encuentro tuvo lugar en la mañana del 17 de agosto. Dispuesto a vender cara su derrota, el Mayor Pedro Duarte contaba con 1.700 hombres de infantería y caballería, que formó en batalla apoyando su izquierda en una quinta, hacia el río Uruguay, y extendiendo su derecha hacia el el arroyo Yatay. No contaba con artillería y se encontraba en terreno desfavorable, protegido únicamente por una zanjas de metro y medio que servía de limites de las propiedades.
Duarte se puso al frente de la caballería, en cuyo puesto – según Garmendia- “era eximio para dar glorias a su patria en cargas memorables”.
Por su parte Flores tomó posición en una altura y se dispuso para el ataque, pero antes intimó rendición al Duarte, enviando a un oficial parlamentario, que Duarte contestó con la ironía de un soldado de Leónidas: “Dígale al General Flores que no tengo órdenes del superior en ese sentido”.
A las 11 de la mañana las 32 bocas del ejército aliado dieron comienzo al tremendo choque con un nutrido bombardeo sobre los paraguayos extendidos en el valle, seguido por la carga impetuosa de León de Pallejas al frente de los orientales. Las guerrillas paraguayas respondieron con valentía pero muy reducidas en número, fueron aplastadas.
No obstante la desigual lucha, las descargas de los batallones paraguayos hicieron estragos en las fuerzas aliadas, al tiempo que la caballeria, con Duarte a su frente, lanzaba una carga sobre el un escuadrón del regimiento escolta, generalizando la dispersión.
Pese al triunfo parcial de la caballería, los paraguayos no podían mantenerse mucho tiempo frente a un ejercito aliado fuerte de 10.000 hombres. El tremendo entrevero de sable y lanza termina cuando son desplazados los paraguayos por la superioridad numérica, y el mayor Duarte, a caballo y sable en mano, es tomado prisionero por al infantería aliada.
El heroico comportamiento paraguayo quedó reflejado en los partes de los jefes aliados Paunero y Flores y del propio Mitre decía:
“Remito a V.E. dos de las cuatro banderas tomadas al enemigo en le campo de batalla trofeos gloriosos de esta jornada, quedando en este cuartel general el jefe superior de la columna enemiga, tomado prisonero en medio del fuego por las fuerzas argentinas, ante quien rindió su espada” (Mitre al vicepresidente Paz. Cuartel general. Concordia. 24 de agosto de 1865. Partes oficiales.p.8)(AGM.Proceso a los falsificadores...)
Flores declaró que “Los paraguayos son peores que salvajes para la pelea, prefieren morir antes que rendirse…”.
La masacre
La batalla terminó al mediodía, y lo que siguió fue una cruenta matanza. Los pequeños grupos de paraguayos que pelearon “como bárbaros” –según Flores- fueron acorralados sobre al ribera pantanosa del Yatay, sin pedir ni aceptar cuartel. El corresponsal del “Evening Star”, de Londres, después de haber recorrido el campo de batalla, escribe lo siguiente:
“Era un espectáculo horrible. Mil cuatrocienteos paraguayos yacían allí sin haber recibido sepultura; los más de ellos tenían las manos atadas a la espalda y las cabezas destroncadas. ¿Cómo había sucedido esto? Es que habían sido hechos prisioneros y después del desarme habían sido degollados y abandonados en el campo de batalla...”
Los pocos sobrevivientes de este salvaje degüello fueron distribuidos entre los diversos cuerpos enemigos o enviados a Buenos Aires o Montevideo para servir de criados a los deudos de sus vencedores. ¡Muchos fueron vendidos como esclavos en el Brasil! (Juan E. O´Leary. Historia de la guerra de la Triple Alianza.p.111)
BATALLA DE YATAY - LA GAZETA
BATALLA DE YATAY- WIKIPEDIA
CAMPAÑA DE URUGUAYANA
Cruzando la provincia de Corrientes hasta Uruguay encontraron diversas resistencia que enfrentaron sin mayor problema hasta llegar a El encuentro tuvo lugar en la mañana del 17 de agosto. Dispuesto a vender cara su derrota, el Mayor Pedro Duarte contaba con 1.700 hombres de infantería y caballería, que formó en batalla apoyando su izquierda en una quinta, hacia el río Uruguay, y extendiendo su derecha hacia el el arroyo Yatay. No contaba con artillería y se encontraba en terreno desfavorable, protegido únicamente por una zanjas de metro y medio que servía de limites de las propiedades.
Duarte se puso al frente de la caballería, en cuyo puesto – según Garmendia- “era eximio para dar glorias a su patria en cargas memorables”.
Por su parte Flores tomó posición en una altura y se dispuso para el ataque, pero antes intimó rendición al Duarte, enviando a un oficial parlamentario, que Duarte contestó con la ironía de un soldado de Leónidas: “Dígale al General Flores que no tengo órdenes del superior en ese sentido”.
A las 11 de la mañana las 32 bocas del ejército aliado dieron comienzo al tremendo choque con un nutrido bombardeo sobre los paraguayos extendidos en el valle, seguido por la carga impetuosa de León de Pallejas al frente de los orientales. Las guerrillas paraguayas respondieron con valentía pero muy reducidas en número, fueron aplastadas.
No obstante la desigual lucha, las descargas de los batallones paraguayos hicieron estragos en las fuerzas aliadas, al tiempo que la caballeria, con Duarte a su frente, lanzaba una carga sobre el un escuadrón del regimiento escolta, generalizando la dispersión.
Pese al triunfo parcial de la caballería, los paraguayos no podían mantenerse mucho tiempo frente a un ejercito aliado fuerte de 10.000 hombres. El tremendo entrevero de sable y lanza termina cuando son desplazados los paraguayos por la superioridad numérica, y el mayor Duarte, a caballo y sable en mano, es tomado prisionero por al infantería aliada.
El heroico comportamiento paraguayo quedó reflejado en los partes de los jefes aliados Paunero y Flores y del propio Mitre decía:
“Remito a V.E. dos de las cuatro banderas tomadas al enemigo en le campo de batalla trofeos gloriosos de esta jornada, quedando en este cuartel general el jefe superior de la columna enemiga, tomado prisonero en medio del fuego por las fuerzas argentinas, ante quien rindió su espada” (Mitre al vicepresidente Paz. Cuartel general. Concordia. 24 de agosto de 1865. Partes oficiales.p.8)(AGM.Proceso a los falsificadores...)
Flores declaró que “Los paraguayos son peores que salvajes para la pelea, prefieren morir antes que rendirse…”.
La masacre
La batalla terminó al mediodía, y lo que siguió fue una cruenta matanza. Los pequeños grupos de paraguayos que pelearon “como bárbaros” –según Flores- fueron acorralados sobre al ribera pantanosa del Yatay, sin pedir ni aceptar cuartel. El corresponsal del “Evening Star”, de Londres, después de haber recorrido el campo de batalla, escribe lo siguiente:
“Era un espectáculo horrible. Mil cuatrocienteos paraguayos yacían allí sin haber recibido sepultura; los más de ellos tenían las manos atadas a la espalda y las cabezas destroncadas. ¿Cómo había sucedido esto? Es que habían sido hechos prisioneros y después del desarme habían sido degollados y abandonados en el campo de batalla...”
Los pocos sobrevivientes de este salvaje degüello fueron distribuidos entre los diversos cuerpos enemigos o enviados a Buenos Aires o Montevideo para servir de criados a los deudos de sus vencedores. ¡Muchos fueron vendidos como esclavos en el Brasil! (Juan E. O´Leary. Historia de la guerra de la Triple Alianza.p.111)
BATALLA DE YATAY - LA GAZETA
BATALLA DE YATAY- WIKIPEDIA
CAMPAÑA DE URUGUAYANA
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