EL MATE

Una leyenda guaraní cuenta que "una tribu nómada, momentáneamente detenida en las sierras donde nace el arroyo Tabay, decidió seguir viaje, quedando en el lugar un viejo indio, sin ánimo ya para continuar. Su hija Yarii se quedó a acompañarlo. Una tarde el viejo recibió la visita de un desconocido, a quien el color de su piel y la ropa denunciaban como extranjero. En homenaje al huésped, el indio asó un acutí y un tambú de abundante carne y muy ponderada.

Ante tales muestras de hospitalidad y afecto, el visitante, que no era otro que Tupá, premió a sus anfitriones haciendo brotar una planta de la Tierra, para que pudieran agasajar a sus invitados cuando quisiesen y, al mismo tiempo, distraer las solitarias horas de su refugio. Así mismo, Tupá nombró a Yarii diosa protectora de esa planta."

De esta manera refiere el mito al orígen de la yerba mate de nuestros días: "Kaá", del guaraní, significa hierba, y "Mate", que proviene del quechua "Mati", significa calabaza pequeña para beber.

El mate es el producto formado exclusivamente por las hojas desecadas, ligeramente tostadas y desmenuzadas del Ilex Paraguaiensis, mezcladas ó no con fragmentos de ramas jóvenes, pecíolos y pedúnculos florales. 

El mate es un potente estimulante del sistema nervioso, tanto como el café y considerado a su mismo nivel, por contener cafeína. Entonces tal como ocurre con el café y el té, este ayuda a mantenerse alerta y lúcido. No en vano, es la bebida elegida por la mayoría de los estudiantes sudamericanos para prolongar sus horas de estudio. 

Esta bebida, posee además una acción laxante, debido a que estimula el peristaltismo (movimiento intestinal) y por ende a la evacuación. Al mismo tiempo, es un diurético natural, pues al igual que el café, este inhibe la hormona antidiurética, por ende favoreciendo la diúresis (eliminación de orina).
 
Si bien la mayoría de la gente cree que también combate el apetito, esto se debe desmentir. Lo que ocurre es que como se puede consumir durante largo tiempo, además de consumirse en gran cantidad, entonces se engaña o entretiene al estómago durante ese tiempo. Por el contrario, la ingesta de una infusión en taza no provoca tanta saciedad como el mate debido a la diferencia en cantidad y duración de la ingesta.

Para sorber la infusión se utiliza una cañita o bombilla, originalmente llamada tacuapÿ en cuyo extremo se colocaba una semilla ahuecada que servía de filtro. Actualmente se utiliza un tubo metálico, generalmente de plata, llamado bombilla (al chupar, actúa como bomba de agua), cuya extremidad inferior, en forma de globo, está dispuesta a manera de colador, con una parte más chata sirviendo como cuchara a los efectos de ir dando vuelta el mate, para buscar el mejor sabor.

Tradicionalmente se le bebe caliente en diversos tipos de recipientes, por lo común se distingue al recipiente llamado porongo del llamado mate por ser el primero de mayores dimensiones y de "boca" ancha. Aunque se obtienen normalmente del porongo (Lagenaria siceraria), una cucurbitácea cuyo fruto tiene una corteza fuerte y leñosa apta para ser usada como recipiente, desde tiempos coloniales se han realizado mates de plata, cuerno vacuno (guampa), porcelana, vidrio o madera (en general quebracho o palo santo) o pezuña de toro labrada.

Conocido como Té de los jesuitas o Té Paraguayo. La yerba fue consumida desde tiempo inmemorial por los pueblos guaraníes y guaycurúes, que recogían las hojas de ka'a en la selva, donde crecía en forma silvestre. Inicialmente las mascaban, luego las prepararon en infusión.

Iniciado el período de dominación hispano-portuguesa en América del Sur, la costumbre de beber la infusión fue extendiéndose. Hacia fines del siglo XVI y comienzos del XVII, los españoles consideraron al mate como un vicio peligroso. En abril de 1595, el teniente gobernador de Asunción, Juan Caballero Bazán, prohíbe el tránsito por los yerbatales y el cultivo. Con la llegada de la Compañía de Jesús al Paraguay a principios del 1600 y hasta 1630, se prohíben el consumo de mate y la exportación de la yerba. Pero la prohibición del consumo sólo sirvió para atraer la curiosidad de los conquistadores.

Hacia 1600 se consumían en Asunción cerca de 500 kilos de yerba al día. En 1611 Marín Negrón, gobernador de Asunción, impone penas para los que fueran sorprendidos “en posesión de yerbas”: cien latigazos si el infractor era indígena, cien pesos de multa si era español. Contemporáneamente Hernandarias, gobernador del Río de la Plata y del Paraguay, reprime el consumo de yerba con 10 pesos de multa y 15 días de cárcel, al tiempo que manda quemar en la Plaza Mayor sacos de la hierba ingresados clandestinamente.

Finalmente, el cultivo fue autorizado a los jesuitas, que lo monopolizaron hasta que fueron expulsados en 1767. Los jesuitas lograron domesticar la planta, mediante técnicas de secado de la semilla, lo que permitió extender las plantaciones al punto que la venta de yerba mate se convirtió en la principal fuente de ingresos de las “Reducciones”. Hacia 1720 el consumo se había generalizado también en el actual estado de São Paulo (Brasil).

Actualmente, los principales países productores son Argentina, Brasil y Paraguay, que junto con Uruguay son los de mayor consumo. 

Yerba Mate - Bigger Jolt than Coffee




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